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Por Luis Hernández Martínez*

¿No hay violencia contra la mujer? ¡Por favor!

La violencia contra la mujer alcanzó niveles de tragedia en el mundo y en nuestro país. Urge que hagamos múltiples y diversas acciones, contundentes y definitivas. El bloque de ideas que expondré en este espacio tiene como destinataria a la Alta Dirección de empresa. Sí, la máxima figura organizacional que determina el tiempo, ritmo y modo de la compañía. ¡Atención!

Y me dirijo a la Alta Dirección porque es el ejemplo a seguir por sus empleados. Influye en el comportamiento moral de la organización. Ahí están como muestras el caso de Travis Kalanick, exCEO de Uber, fomentando una cultura corporativa agresiva como quedó plasmado en un video donde habló de manera despectiva a un operador de la compañía, y materializada en los despidos que ocurrieron en la empresa luego de una investigación interna de 215 quejas, con casos de acoso sexual incluidos.


Otro caso fue el de David Pemsel, CEO de Guardian Media Group, quien renunció al cargo de Chief Executive Officer de la liga Premier de futbol, luego del escándalo originado por la divulgación de una conducta inapropiada (la dimisión obedeció a la presión de los clubes de la liga, meses antes de que llegara al cargo, de hecho).


El escándalo protagonizado por Juan Carlos García, exCEO de Amazon México, también forma parte del universo de violencia hacia la mujer: el ejecutivo fue acusado por intento de feminicidio en contra de Abril Cecilia Pérez Zaón, aunque un juez reclasificó el delito a violencia familiar; hoy, Pérez Zaón está muerta, recibió un par de disparos en la vía rápida conocida como Circuito Interior, de la Ciudad de México, y las autoridades investigan el homicidio.


Empresas, ¿responsables?

Hoy en nuestro país y en otros tantos crece la idea de construir entornos organizacionales favorables. Ahí está como prueba la Norma Oficial Mexicana 035 (Factores de Riesgo Psicosocial en el Trabajo), vigente desde el 23 de octubre pasado. Y también, desde noviembre del 2014, el Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo que dispone en el artículo 43 (en seis fracciones) las obligaciones que los patrones deben cumplir al respecto.


“Son aspectos a considerar dentro de los Factores de Riesgo Psicosocial que derivan de la naturaleza de las funciones del puesto de trabajo: las condiciones peligrosas inherentes al mismo; cuando se realiza bajo condiciones inseguras; que demanda alta responsabilidad, o requiere de una intensa concentración y atención por periodos prolongados”, dice el último párrafo del artículo.


Desde mi humilde opinión, la Alta Dirección de empresa (con todo y las peculiaridades de cada caso) está bajo una elevada responsabilidad; requiere de una intensa concentración y atención por periodos prolongados. Adicional a lo anterior, también ya se exige para los directivos que la compañía cuide y promueva la relación empresa-familia de todos sus colaboradores, así como los derechos humanos al interior de la organización.


Así que por muy altos que sean los vuelos de la Alta Dirección de empresa, no debemos olvidar que también tiene jefes: los mismos que deben responder por los actos de sus subordinados. Piénselo, lector: ¿de quién es o será la responsabilidad de una cultura corporativa agresiva? ¿A quién reprocharemos la construcción de un entorno nada favorable para la persona? ¿Sigue con la creencia de que el directivo es uno al interior de la empresa y otro al salir de la compañía y convivir en casa con su familia?

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